En el principio era el Verbo...

Las palabras nuevas y viejas del filosofo alemán resonaron en la Butterfly, Su tripulación dormía dentro de sus crisálidas unipersonales, como tantas y tantas veces, o como primera y última vez. No importaba.

Porque aquel era una sueño que bordeaba los límites de la vida y la muerte, y suspendía la existencia ante un precipicio de principios y finales. Sin embargo, como sueño, necesitaba su despertar para seguir siendo sueño.
Despertar significaba dar inicio al proceso del acoplamiento interdimensional. La nave Butterfly era la que contenía el sistema operativo Uróboros.

Pero había otras naves interdimensionales desperdigadas. Y despertar significaba que todas ellas debían dirigirse hacia la cópula orgiástica orgánica y tecnológica que regeneraría el ciclo.